Proyecto Educativo

QUIÉNES SOMOS, IDENTIDAD DE NUESTRA ESCUELA

El Instituto Calasancio Hijas de la Divina Pastora nace como respuesta a las necesidades educativas de la mujer a finales del siglo XIX. Un hombre, el Beato Faustino Míguez, supo ver la falta de formación de la mujer en aquella época y, con un grupo de jóvenes identificadas con la misión educativa, funda la Congregación de las Religiosas Calasancias para dedicarse a la educación según el espíritu y el estilo pedagógico de San José de Calasanz.

Nuestra escuela, como centro de Iglesia, realiza su misión evangelizadora según las orientaciones y criterios pastorales de la misma. Está orientada hacia la formación integral de la persona, bajo el lema PIEDAD Y LETRAS -Fe y Cultura en el lenguaje de hoy- de acuerdo al estilo pedagógico legado por el Padre Faustino Míguez, Fundador del Instituto Calasancio Hijas de la Divina Pastora.

CRITERIOS PEDAGÓGICOS

Del discurso que Faustino Míguez pronunció en Celanova sobre la educación, podemos extraer varias líneas pedagógicas para la escuela calasancia que conviene reseñar:

  • Pedagogía personalizada. La educación es un proceso, ante todo, centrado en la persona. El educador ha de seguir los pasos del niño, observar sus movimientos y acompañar su desarrollo al compás de la naturaleza, descubriendo su ritmo personal. A medida que van desarrollándose sus facultades, ha de ir propiciando el crecimiento de cada una de sus potencias. Tres son las palabras clave en este sentido: descubrir, desarrollar y potenciar.
  • Pedagogía del amor. El Padre Faustino descubre en el niño el tesoro, la riqueza mayor por la que vale la pena entregar la vida entera. Para realizar la difícil y delicada misión educativa, el maestro necesita conocer al niño, sondear sus facultades y buscar los medios más adecuados, pero ―sobre todo― ha de estar fundamentado en la pedagogía del amor, que consiste en sintonizar afectivamente con los educandos para suscitar en ellos reacciones positivas ante la formación y el desarrollo personal. El educador contempla al niño como piedra preciosa y toma el diamante en bruto, con sus cualidades y defectos, y sin perjudicar su naturaleza primitiva, respetando su ser más genuino, le da esa forma y lustre [] pule su espíritu y su corazón, pule su carácter y sus sentimientos. Con amor, el educador lo forma y hace de él una persona íntegra, feliz y constructora de una sociedad más humana.

La escuela calasancia educa a través de la ternura, el acercamiento, la comunicación y los afectos compartidos que llevan al encuentro para escuchar y hablar con los niños, llegar a sus sentidos, a su corazón y establecer una relación personal.

  • Pedagogía del estímulo. Propone el Padre Faustino una pedagogía basada en el estímulo y la motivación del niño. Anima a los educadores a emplear, al igual que José de Calasanz, la pedagogía del estímulo a través del reconocimiento de las capacidades del niño y de la motivación y entusiasmo para que intensifiquen sus esfuerzos por mantener, igualar o superar sus logros o resultados a todos los niveles. Por ello habla de una educación que inspira, mueve, hace germinar… cuya misión es dar vida y movimiento, despertar. Se trata de tocar los resortes internos del niño para que sea él quien, siempre acompañado y guiado por el educador, desarrolle todas sus capacidades y talentos.
  • Pedagogía del acompañamiento. El gesto que caracteriza al educador calasancio, y con el que se identifica, es el acompañamiento. Consiste en imitar al Pastor que no sólo señala el camino a sus ovejas, sino que camina con ellas. El P. Faustino manifiesta que, así como el ángel custodio no descuida ni un instante la misión que tiene con respecto a su protegido, el maestro ni por un instante dejará solos a sus alumnos. Se trata de acompañar para ayudar a crecer hacia Dios y hacia los demás. Supone escucha y atención constante e individual a los alumnos, desde el respeto hacia su propia intimidad.
  • Pedagogía del ejemplo. Faustino entiende que el maestro educa con todo lo que es, con toda su persona; sabe que es modelo de referencia, espejo en el que sus alumnos se miran, siendo así el mejor estímulo para su aprendizaje. En el niño queda la impresión más agradable para el corazón, ese recuerdo de sacrificio y reconocimiento de afección y de respeto, que es recompensa del maestro. Esto implica una gran responsabilidad para el educador, quien ha de cuidar su modo de actuar, de hablar, de acercarse a cada niño. Es consciente de que sus virtudes y sus defectos inciden en la formación del alumno.
  • Pedagogía del discernimiento. Vivir es elegir. El P. Faustino habla de la importancia de enseñar a los niños a razonar y reflexionar sobre los contenidos del aprendizaje, sobre la naturaleza y la sociedad que los rodean, y sobre los conocimientos y problemas de la vida. Por la educación hay que hacer que el juicio del niño, de instintivo y espontáneo, se convierta en consciente y reflexivo para posibilitar el desarrollo del espíritu crítico y ayudarle a discernir lo necesario de lo superfluo, siendo coherente en sus decisiones y no dejándose manipular por las presiones de la sociedad.
  • Pedagogía de “los contrarios” armonizables. Según el pensamiento del P. Faustino, la educación consiste en el desarrollo armónico de todas las potencialidades del alumno.

Para conseguirlo hay que crear un ámbito de amistad en cercanía y distancia, en comprensión y exigencia, que permita al niño o al joven el descubrimiento y aceptación de sí mismo, de sus propias posibilidades y límites; descubrimiento que no le cree ni vanidad ni angustia. Se trata de un gran desafío armonizar y equilibrar la flexibilidad con la firmeza, la exigencia con la comprensión, el valor con la constancia; inspirar amor y respeto en los alumnos para encaminarlos hacia el bien y la verdad; y lograr una prudente mezcla de dulzura y firmeza, de amor y de temor, pero de un amor que conquiste el corazón de los niños, sin rebajarlos y de un temor que los contenga sin desalentarlos.

UNA EDUCACIÓN INTEGRAL

El P. Faustino subraya con fuerza una educación integral que abarque la totalidad de la persona. En este sentido destaca cómo la enseñanza está al servicio de la educación. Concibe esta como un proceso más amplio que la mera transmisión de conocimientos, pues estos solos no dan al espíritu el vigor, la acción y la vivacidad que necesita. No se trata de cargar la memoria con conocimientos ni que estos permanezcan almacenados en el entendimiento del niño.

Considera a la persona criatura de Dios, hijo de Dios; tiene una visión positiva de la persona, la ve como un diamante, una joya de gran valor.

Busca y defiende el P. Faustino la idea de lograr para todo niño una educación sincera a la par que gratuita, por lo que la escuela está al servicio de la persona del educando, principal protagonista en la tarea educativa, su razón de ser.

La Escuela Calasancia considera la educación como un proceso globalizador al servicio del desarrollo integral y armónico de la personalidad de los alumnos. Nos proponemos emprender en el ámbito escolar una acción pedagógica que atienda de forma equilibrada a las cinco dimensiones que intervienen en la formación de la personalidad: intelectual, social, corporal, afectiva y ético-religiosa.

Dimensión intelectual

El desarrollo intelectual va a permitir a nuestros alumnos y alumnas seguir afrontando progresivamente las nuevas situaciones existenciales que la vida les ofrece, siendo capaces de actuar sobre ellas con criterios estables de interpretación y acción. El desarrollo intelectual no se fundamenta esencialmente en la pura adquisición o aprendizaje de conocimientos, sino en el despertar y potenciar en el alumnado, a través de todas las áreas, unas capacidades que les permitan «aprender a aprender».

Para ello, en nuestra acción como profesores, tendremos siempre en consideración y, como punto de partida, las diferentes etapas evolutivas del desarrollo de los procesos cognitivos de los alumnos y estimularemos en cada uno de ellos los aspectos o rasgos que definen cada una de esas etapas.

Mediante nuestra acción educativa pretendemos:

  • Promover el desarrollo intelectual de cada alumno tratando de educar personas con pensamiento propio, crítico, moral e intelectual.
  • Potenciar el trabajo intelectual serio y riguroso, procurando que cada alumno llegue al máximo de sus posibilidades.
  • Asumir el patrimonio cultural y ser críticos frente a este y a los avances de la ciencia y la tecnología.
  • Crear contextos ricos de aprendizaje para posibilitar óptimamente el desarrollo integral de la persona, despertando los intereses y aficiones del alumnado según su edad.
  • Favorecer la capacidad de reflexión despertando en el alumno la capacidad de reconocer lo esencial, de manera que pueda conocer e interpretar el mundo que le rodea en su aspecto físico, social, ético e intelectual.
  • Realizar una síntesis entre fe-cultura-vida, ayudando a los alumnos a descubrir su proyecto personal de vida.
  • Trabajar procurando que la motivación esté basada fundamentalmente en la valoración del trabajo bien hecho, desarrollando el sentido de la responsabilidad.
  • Potenciar la capacidad de compresión y expresión creativa de los alumnos, equilibrando el trabajo teórico y práctico.
  • Estimular en los alumnos una metodología activa, participativa, gradual, abierta y flexible.
  • Motivar a los alumnos para que desarrollen la capacidad de utilizar diversas fuentes de información.

Nuestro alumno es una persona que pone su capacidad intelectual al servicio de todas sus dimensiones. Está llamado a interpretar ―con propiedad, autonomía y creatividad― los distintos campos del saber, buscando la verdad por encima de los intereses materiales para tomar decisiones coherentes y éticas. Entendemos que, en el proceso de la formación de la personalidad, la educación intelectual desarrolla una función insustituible.

Dimensión social

El P. Faustino considera que ha de educarse al niño en esta dimensión desde los valores del Evangelio y a ejemplo de Jesucristo. El desarrollo de la capacidad social de la persona tiene como objetivo fundamental la creación progresiva de un ser abierto a los demás: constructivo y solidario, capaz de contribuir objetiva y críticamente a la creación de una sociedad y de unas relaciones interpersonales mucho más humanas, justas y fraternas. Nuestra escuela se orienta hacia la fraternidad universal, con preferencia hacia los más necesitados.

El desarrollo de la dimensión social nos lleva al logro progresivo de los siguientes fines educativos:

  • Concienciar a los alumnos de que la realización del ser humano solo se puede conseguir en convivencia con los demás para construir un mundo solidario y fraterno.
  • Integrar al alumno en la cultura de la sociedad en que vive, entendida como conjunto de conocimientos, valores, normas y hechos, y que su aportación a la misma debe ser en un clima de aceptación y respeto, desde una postura crítica.
  • Desarrollar en el alumno la capacidad crítica frente a los distintos medios de comunicación, tradición histórica y cambios de la sociedad.
  • Potenciar en el alumno el sentido de la justicia social ante una sociedad en la que predomina la dispersión, el individualismo y la desigualdad.
  • Colaborar en la planificación y realización de actividades en grupo, favoreciendo las relaciones con otras personas desde una actitud flexible, solidaria y ajena a todo tipo de violencia y discriminación.
  • Procurar actuaciones a favor de un compromiso por la promoción y defensa de los derechos fundamentales del ser humano.
  • Favorecer un ambiente propicio para el diálogo abierto y espontáneo, la manifestación de opiniones personales, el respeto, la comunicación, la toma de decisiones y la colaboración.
  • Descubrir que las diferencias y peculiaridades de los demás nos ayudan a crecer mutuamente.
  • Valorar la importancia de las normas de convivencia en los distintos grupos: familia, colegio, barrio, pueblo, ciudad… como vías que posibilitan el respeto hacia los derechos y deberes de los ciudadanos

El desarrollo de esta dimensión permitirá a los alumnos descubrir su proyecto de vida orientado a los demás.

Dimensión corporal

El P. Faustino concibe la educación corporal desde una doble faceta: una de carácter preventivo, de cuidado y conservación de la salud, para conseguir un cuerpo vigoroso y sano; y otra del desarrollo armónico del cuerpo que lo considera domicilio de su alma y templo de su amor.

La persona es la razón de ser y el fundamento de nuestra acción educativa.  Consideramos el desarrollo de la dimensión corporal y la singularidad de la persona como medio y como fin. Ayudamos al alumno a que descubra, conozca, acepte y aprecie progresivamente, su propio cuerpo formándose una imagen positiva de sí mismo, valorando y aceptando sus capacidades y limitaciones.

El desarrollo de esta dimensión nos lleva a:

  • Reconocer y respetar las posibilidades físicas propias y las de los demás.
  • Valorar el propio cuerpo y el de los demás como don de Dios y como instrumento de comunicación.
  • Fomentar hábitos elementales de higiene y alimentación.
  • Valorar las consecuencias que tienen las conductas perjudiciales para la salud.
  • Apreciar los beneficios que tiene el ejercicio físico para la salud y para el desarrollo armónico del cuerpo.
  • Descubrir el lenguaje corporal como medio de expresión y comunicación de sentimientos.
  • Orientar, aceptar y valorar la propia identidad sexual y la del otro desde una visión cristiana del ser humano.
  • Utilizar adecuadamente el tiempo libre para el descanso, el disfrute de la naturaleza, el gozo ante manifestaciones artísticas y el deporte, como enriquecimiento personal.

Todo ello debe contribuir al equilibrio psíquico, moral y físico con el fin de llegar a ser portadores de paz en la sociedad.

Dimensión afectiva

El P. Faustino propone un estilo educativo basado en un equilibrio de actitudes que modelan, conducen y orientan el interior del alumno, sin flojedad ni dureza, con gravedad y con dulzura; una educación de la afectividad fundamentada en la virtud, inclinación que se encuentra en el interior del corazón del niño y que le ayuda a abrirse a los demás en una relación armónica.

Educar la afectividad supone:

  • Valorar y aceptar el propio cuerpo con sus posibilidades y limitaciones celebrando la vida como un don.
  • Crear un ambiente de confianza y respeto que ayude a desarrollar la autoestima y una imagen positiva de sí mismo.
  • Favorecer relaciones interpersonales adecuadas que posibiliten la comunicación de sentimientos, la formación de la propia personalidad, identidad y autonomía personal.

Es necesario que el educador brinde a sus alumnos todas aquellas oportunidades que puedan favorecer el desarrollo pleno de su dimensión afectiva.

Dimensión ético-religiosa

El P. Faustino cree que la dimensión ético-religiosa abarca e impregna las distintas potencias de la persona. La concibe como un plus que hace desarrollar al hombre más allá de sus capacidades humanas. Así el espíritu se hace más sensible a las impresiones de lo bello, más dócil a las enseñanzas de lo verdadero y más atento a la voz de la razón que remonta en alas de la fe y le conduce hasta lo que no llegaron a vislumbrar los sabios más eminentes.

Nuestra escuela da respuesta al deseo de educación cristiana que manifiestan muchas familias. Fundamenta su acción educativa en un concepto cristiano de la humanidad y del mundo. Por ello, asumimos la dimensión ética y trascendente del hombre y de la humanidad como una dimensión eminentemente humana y, por tanto, como un aspecto que tenemos que considerar al promover el crecimiento integral del alumno. Desde esta dimensión, pretendemos:

  • Cultivar la sinceridad con uno mismo y con los demás.
  • Respetar a las personas rechazando todo tipo de discriminación, aceptando la diversidad de opiniones y habituándose a resolver los conflictos de forma pacífica y dialogante.
  • Fomentar el trabajo en equipo para que descubran la riqueza que aporta.
  • Aprender a amar con sentido de gratuidad, donación y perdón.
  • Favorecer el espíritu crítico para que disciernan lo necesario de lo superfluo, siendo coherentes en sus decisiones y no dejándose manipular por las presiones de la sociedad.
  • Potenciar la responsabilidad en su trabajo, en la conservación del medio ambiente, usando adecuadamente los bienes propios, colectivos y ajenos.
  • Desarrollar la creatividad desde la dimensión ética ante nuevas situaciones sociales, buscando la verdad, la fraternidad y la libertad dentro de la pluralidad.
  • Favorecer la búsqueda de espacios de interioridad, necesarios para la autoconstrucción y el equilibrio personal ante una sociedad inmersa en un ambiente de ruido e incomunicación.
  • Educar para el tiempo libre fomentando todas aquellas actividades escolares y extraescolares que favorecen la educación en el tiempo libre y despiertan intereses y aficiones según las diversas edades de los alumnos. Favorecer la formación de grupos y movimientos juveniles que les permitan profundizar en la fe, en un clima de alegría y oración.

Asumimos la dimensión ética y trascendente del hombre como una dimensión eminentemente humana y, por tanto, como un aspecto fundamental que tenemos que considerar al promover el crecimiento integral del alumno.

 

LÍNEA METODOLÓGICA

El fin último de la escuela no puede restringirse a la transmisión de informaciones y conocimientos, sino que ha de provocar el desarrollo integral. Busca estimular y acompañar de forma personalizada el crecimiento y aprendizaje de cada alumno. Para ello, la escuela calasancia, de acuerdo a su concepto de educación, opta por una metodología abierta y flexible, conectada con la vida, y lúdica, que despierte el entusiasmo e interés por saber. Se concreta en:

 

METODOLOGIA ACTIVA Y PERSONALIZADA

Participativa

Nuestra escuela se preocupa de que el alumno se implique activamente en su aprendizaje. Eso supone ir desarrollando proyectos donde el alumno, individualmente y en grupo se implica en actividades que tienen sentido, que tocan los problemas y las situaciones reales.

Potenciamos la participación directa del alumnado estableciendo, tanto a nivel de centro como dentro del aula, formas de organización que la favorezcan. Para que la educación integral sea una realidad, los alumnos deben participar y aportar su opinión, según su edad y posibilidades en lo referente a la enseñanza y vida del centro. Así se fomentará su espíritu de colaboración y responsabilidad.

Dinámica y significativa

La escuela calasancia potencia un aprendizaje significativo, constructivo y globalizador que desarrolle todas las capacidades del alumno. Considera importante priorizar la reflexión y el pensamiento crítico del alumnado para facilitar la significatividad de lo aprendido y su aplicabilidad a la vida. Para conseguirlo, nuestra escuela promueve la motivación, el estímulo y el trabajo tanto personal como en equipo, base del crecimiento personal, y orienta a los alumnos para que se autoestimen, descubran sus aptitudes y acepten sus limitaciones.

Adaptada a los alumnos

La metodología que el educador aplica en un centro Calasancio tiene en cuenta las características y capacidades de los alumnos, y les ofrece lo que necesitan para que puedan desarrollar al máximo dichas capacidades y cualidades.

Para ello parte de los conocimientos que tiene el alumno y de su experiencia y, utilizamos, cuando es posible, un aprendizaje por descubrimiento. Prepara a los alumnos para la vida, enseñándoles a comprender y valorar con espíritu crítico las nuevas formas de expresión que van siendo habituales en nuestra sociedad.

METODOLOGÍA SENCILLA Y PROGRESIVA

Sencilla

Nuestra escuela opta por una metodología que parte de los conocimientos previos del alumno y diseña objetivos y estrategias que resulten de fácil comprensión para ellos. El enfoque del trabajo en el aula como aprendizaje colaborativo entre alumnos, profesores y alumno-profesor, así como la cooperación entre iguales facilita el aprendizaje.

Progresiva

Esta metodología se basa en el principio de continuidad e impide que surjan lagunas en los contenidos de la enseñanza. Al mismo tiempo, exige conocer las necesidades, intereses y progresivo nivel de desarrollo psicofísico de los niños. Es importante que el alumno se implique directamente en el proceso de enseñanza aprendizaje, que sepa marcarse sus propios objetivos y que sea capaz, progresivamente, de autoevaluar su proceso de aprendizaje.

Intentamos, de acuerdo con un sistema interdisciplinar, establecer una fuente de conexión entre las distintas áreas.

 

FINALIDADES DE NUESTRA TAREA EDUCATIVA

Los fines educativos que se propone la Escuela Calasancia, bajo el lema ”Piedad y Letras”, se traducen en unos objetivos que se explicitan seguidamente y atienden todas las dimensiones de la persona humana.

Desarrollo armónico de la persona

Nuestra propuesta educativa tiende al desarrollo armónico de la persona del educando en todas sus dimensiones. Pretende desde su concepción cristiana ayudarle a descubrir sus posibilidades físicas, intelectuales y afectivas; proporcionarle el crecimiento de la dimensión social a través de la experiencia de grupo; y potenciar el desarrollo de su dimensión ética y trascendente. Para la escuela calasancia el nuevo modelo educativo basado en las competencias básicas está orientado a facilitar el máximo grado de desarrollo de las capacidades potenciales de cada alumno y a la posibilidad de generar el aprendizaje a lo largo de la vida.

Educación en el respeto de los derechos fundamentales

Nuestra escuela potencia la formación en el respeto a los derechos y libertades fundamentales en el ejercicio de la tolerancia y de la libertad dentro de los principios democráticos de convivencia. Aceptamos un estilo educativo según el pensamiento pedagógico del P. Faustino Míguez, basado en el respeto, la bondad y el amor hacia el alumno.

 

Educación para el compromiso social

Nuestra escuela educa para la paz, la solidaridad, el respeto y cuidado por la naturaleza, la convivencia y la fraternidad entre los hombres y entre los pueblos con un espíritu abierto, dialogante, flexible y ajeno a toda forma de violencia.

Promueve en los alumnos la responsabilidad personal y colectiva, el sentido del deber, la toma de conciencia acerca de las injusticias sociales y el compromiso a favor de una sociedad más justa y fraterna.

 

Educación para la toma de decisiones

La Escuela Calasancia prepara a los alumnos para que sean capaces de hacer opciones libres y responsables que den sentido a su vida.

Educación en la creatividad, iniciativa personal y espíritu emprendedor

Nuestra escuela potencia la capacidad de comprensión y expresión creativa, la iniciativa personal y el espíritu emprendedor de los educandos en las distintas formas del lenguaje, equilibrando el trabajo teórico con el manual y técnico.

Educación abierta a la interculturalidad                               

Desde una actitud positiva y creativa, la escuela calasancia se arraiga en la cultura de nuestro tiempo, abierta a la interculturalidad, se inserta en el medio sociocultural del entorno, reconoce la riqueza de las diversas culturas y valora la identidad propia de cada pueblo.

Educación en el desarrollo intelectual y la adquisición de hábitos y técnicas de trabajo.

Cada alumna y alumno tiene la oportunidad de desarrollar todas sus habilidades cognitivas y de adquirir una sólida cultura. Esto se traducirá en el logro de su creciente autonomía, en su seguridad ante las situaciones, su sentido ético y su deseo de aprender durante toda la vida.

Capacitación para insertarse en la sociedad y participar activamente en ella.

La escuela calasancia favorece el pleno desarrollo de la personalidad de todos y cada uno de los alumnos, su inserción crítica en el entorno social y su preparación para la vida profesional.  Se organiza como un servicio a la persona del educando para que conozca, intérprete y transforme el mundo que le rodea, con el fin de construir una sociedad que facilite a todos la propia realización. Favorece las diversas formas de trabajo en equipo y, a través de ellas, la colaboración y la solidaridad, y desarrolla progresivamente el sentido crítico de los educandos respecto a la realidad social, cultural y científica.